Gæstebruger
22. august 2023
El 1 de agosto, mi familia y yo llegamos al hotel de la calle Almirante dispuestos a dar comienzo de nuestras vacaciones. Nuestras expectativas eran altas, basadas en el precio que pagamos, las fotos prometedoras y la reputación en línea del hotel. Pero la realidad resultó desalentadora desde el primer momento. La falta de advertencia sobre las multas en Madrid Central al llegar en coche fue un golpe inesperado. ¿Cómo es posible que un hotel de supuesto lujo no se preocupe por informar a sus huéspedes sobre esto? Viajar con un bebé ya implica desafíos, y esta sorpresa lo hizo aún más complicado. Mi solicitud de ayuda fue ignorada, y la falta de empatía nos hizo sentir desamparados. El apartamento que encontramos no se parecía en nada a las fotos en línea. Las paredes desgastadas y sucias, los marcos de las puertas envejecidos y los baños anticuados eran una decepción total. Nuestra inversión de más de 200€ no se correspondía con la realidad que encontramos, y la diferencia era dolorosamente evidente. El peor momento fue cuando la puerta de la nevera se rompió al abrirla, dejándola inutilizable. Esta situación se convirtió en un total despropósito al viajar con un bebé que necesitaba comida y poder guardar medicinas frescas. Nuestra llamada en busca de ayuda quedó sin respuesta, y la sensación de abandono fue abrumadora. A pesar de nuestras solicitudes de ayuda tanto con la situación del coche como con el estado del apartamento, fuimos ignorados. Incluso expresar nuestra frustración solo generó una respuesta indiferente. La promesa de "lo anoto y se lo haré llegar a mi responsable" resultó ser vacía, sin explicaciones ni disculpas. Casi un mes después, tras agotar las esperanzas de que la empresa se comunique con nosotros y nos de las necesarias explicaciones, he contactado con ellos. Nada nuevo bajo el sol. Excusas y palabras vacías que no van cambiar la pésima experiencia sufrida ni van a revertir el peor inicio de vacaciones que uno puedo imaginarse.
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