Pousada Ouro Verde

Sono basita nel vedere le recensioni di questa pousada. A parte la localizzazione che è pessima, stanze piccole, scomode e con parecchie cose che non funzionano, dal frigorifero al lavandino. Colazione abbastanza buona ma con caffè sempre freddo

A pousada fica em uma região bem sossegada, agradável e tem uma cachoeira passando por lá. Café da manhã é caprichado com salada de frutas, iogurte, suco natural, pães, frios, ovos, geleias...alguns itens são caseiros, o que é um diferencial. Quarto confortável, tudo limpo, secador de cabelo disponível, box de vidro, frigobar e ventilador de teto foi suficiente pois a suíte é bem fresca. Não tinha cheiro de mofo. Proprietária simpática e deu várias dicas de passeios. A pousada fica em uma subida e portanto é uma boa caminhada do cais até lá. Difícil para quem tem dificuldade de mobilidade.

Lamento no haber leído las evaluaciones de los clientes en google antes de hospedarme por tercera vez en la posada de Rita Moreira, dueña de Ouro Verde. Estuve por tercera vez en un año en octubre de 2022, en la habitación número 7. Habitación muy ruidosa, al lado de la calle y de una casa que se alquila a turistas de poca monta a muy pocos metros. Muy poca privacidad. Ventilador roto y aire acondicionado demasiado ruidoso. La mitad de los spot de luz rotos. Clavo oxidado en la manija de la puerta que lamentablemente me clavé en el dedo. La ducha sucia con hongos. El porta toallas del baño a punto de romperse. El lavadero de manos y el espejo sucios también. Pared con humedad al lado del perchero y las almohadas también con olor a humedad. Por ende toda mi ropa con olor a humedad también. Todo esto se lo comenté a Rita y ella se excusó diciendo que en la Ilha había mucha humedad y que era normal, que la gente se acostumbraba a andar con ese olor. Los vecinos de la casa de al lado ponían música fuerte en cualquier horario. Rita habla fuerte de noche tarde y centrifuga la ropa a las 11 de la noche. Había olor a caca de gato constantemente que venía de su casa, justo al lado de la habitación que me dio. Cucarachas de todos los tamaños. Aire acondicionado de la habitación de abajo, igual que el de la mía, con un motor que hace un ruido a lancha insoportable y la persona de abajo lo prendía a las 6 y media de la mañana impidiéndome dormir. Rita me dijo que podía usar la cocina pero la heladera de la cocina estaba rota y el horno también. Nadie se ocupaba de limpiar la cocina ni de cambiar la basura de ahí, varias veces lo hice yo. También me dijo que me iba a dar un juego de toallas y de sábanas limpias para cambiar y después de eso se fue una semana de viaje y no me cambió nada ni dejó a nadie operante a cargo para hacerlo. Le pagué la estadía de 20 días y el día 12 me tuve que ir. Su hija me echó diciendo que iba a llamar a la policía porque le pedí que apagara el aire acondicionado de abajo de mi habitación para poder dormir a las 8 de la noche, después de dos horas de tenerlo prendido. Le pedí a Rita que me devolviera el dinero por los días que tuve que irme a otra pousada y me dijo que no era posible y resolvió el problema bloqueándome de whatsapp. Las habitaciones pasables las tenía ocupadas, salvo una, por trabajadores de restaurantes de la ilha a los que seguro les cobraba la mitad que a mí porque el salario mínimo en Brasil es menos de lo que me salieron a mí los 20 días. Me dijo que me iba a cobrar todo el mes de octubre lo mismo que me había cobrado 8 días en marzo de este año (por una habitación buena). En marzo me cobró 1280 reales por 8 días y en octubre de 2022 me cobró 1400 reales por 20 días. Yo no le discutí el precio porque lo único que quería era descansar y estar tranquila. Rita no está nunca en la pousada, se la pasa en Rio de Janeiro o en su restaurante Emporio do Canto. Cuando se va deja a cargo a su hija que es una mocosa ma